miércoles, 7 de octubre de 2020

¡DIOS TAMBIÉN SANA ANIMALES!

¡TESTIMONIO 4!



Cuando era niña, tenía hámsteres como mascotas. Cada tanto los soltaba en mi dormitorio para que tuvieran libertad y cerraba la puerta para que no se escaparan. 

Un día entró uno de mis hermanos sin saber que estaban los hámsteres sueltos y pisó uno de ellos sin querer. ¡El hámster quedó tirado en el piso, todo moribundo, con su patita quebrada y encima le comenzó a salir sangre por la nariz y la boca!


Automáticamente comencé a llorar y fui a buscar a mi papá para decirle que, para que el hámster dejara de sufrir, lo terminara de matar con un balín. Mi papá siempre tenía balines a mano, todos los días, PERO JUSTO ESE DÍA, ¡NO ENCONTRÓ NINGUNO!

Como yo no tenía las agallas para matarlo de otra forma, directamente me arrodillé a orar y pedirle a Dios que por favor dejara de sufrir y se terminara de morir o sino que Él lo sanara, sabía que Dios lo podía hacer.


Al otro día lo controlé y ya no le salía sangre, estaba dormido. Y al día siguiente, luego de estar 2 días durmiendo sin reaccionar, vuelvo del colegio y lo veo que estaba corriendo en su ruedita como si nada le hubiera pasado. LITERALMENTE FUE UN MILAGRO, DIOS LO HABÍA SANADO. Qué bueno es Dios con su creación, y qué hermoso cómo nos escucha cuando le pedimos algo con fe. 


Esta es una pequeña anécdota que me pasó hace muchos años, pero que nunca voy a olvidar, porque aunque para algunos quizás no sea tan importante, para mi lo fue, porque al fin y al cabo fue una obra milagrosa que Dios quiso hacer en mi animalito y una muestra más de su bondad y fidelidad hacia mi vida.


Laura Homenuc, 30 años - Córdoba, Argentina.  


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