domingo, 6 de junio de 2021

TESTIMONIO 14: ¡DIOS ES NUESTRO PROVEEDOR!

INVITADA ESPECIAL: BELÉN BRAVO


Corría el año 2019, muchas cosas estaban cambiando en mi vida, y lo único certero que tenía era que quería dedicarle más tiempo al Comedor que por gracia el Señor nos permite administrar junto a los hermanos en la Iglesia donde me congrego. Hacía cuatro años que estaba funcionando el Comedor, y en los primeros días de enero, nos entraron a robar todo lo que había en la cocina, nos quedamos sin vajillas. Sabía que Dios tenía el control, pero mi mente estaba un poco nublada.


En ese momento meditaba en la siguiente frase “La Fe se alegra en los pequeños comienzos”, y era justo como nos estaba tocando arrancar el año, desde cero prácticamente. Una palabra que Dios había enviado un día antes de lo sucedido en el Santo Culto fue “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, porque el hombre hace maldades.” Salmos 37:7.


No podíamos cuestionar nada, solo esperar en el Señor y confiar. Obvio todos estábamos muy tristes, era casi imposible seguir con esta obra de Amor ya que no contábamos con ningún recurso, pero obedecimos. Era difícil, pero era el momento de actuar en Amor, como Jesús nos enseña; es fácil amar cuando todo va bien, pero cuando te hacen daño y seguís amando es cuando nos ven realmente como Hijos de Dios.


Lo que vino después fue grandioso. Dios comenzó a abrir puertas y a proveer por distintos medios lo que nos hacía falta haciéndonos comprender que lo que Él hace es mucho más grande. Hermanos de distintos lugares hacían llegar sus donativos, una fundación, personas que vieron la necesidad comenzaron a colaborar y el Señor nos dio el doble de lo que nos habían quitado.


En ese momento no entendíamos, pero Dios nos estaba preparando para poder solventar las necesidades de los niños al llegar esta pandemia. El Comedor no paró en cuarentena, y de los 40 niños que servíamos por domingo, ahora son 160. La necesidad es grande, pero nuestro Dios es aún más grande, sus formas de proveer son realmente maravillosas y no deja de sorprendernos.


El lugar en donde está ubicado el comedor es un barrio con muchas problemáticas, mucha necesidad y delincuencia. No fue la primera ni la última vez que entraron a robar. Pero cada vez que lo hacen, Dios nos recuerda que esta obra de Amor es de Él, Él la sostiene, nunca nos deja sin proveerles el alimento cada domingo. ¡Qué honor servir a un Dios tan maravilloso!


“Quien podría contar las maravillas de nuestro Dios? Él hace cosas grandes e inescrutables, maravillas sin números.” Job 5:9