Algunas personas tuvimos la dicha de haber nacido en un hogar en el que desde niños se nos enseñó sobre el amor de Dios y el poder del Evangelio. Por lo que podemos tranquilamente afirmar que CONOCEMOS "DE" DIOS.
Sin embargo, hay algo que entendí hace no mucho tiempo, lo cual quiero compartirles para que reflexionemos: y es el hecho de que no porque conozcamos "DE" Dios significa que realmente conocemos "A" DIOS.
¿Cómo es eso?
En otras palabras, con "conocer DE Dios" me refiero a que conocemos todo lo relacionado a Dios porque desde niños hemos ido a los cultos o reuniones en la iglesia y sabemos cómo se desarrollan, conocemos las alabanzas, sabemos dentro de todo qué decir cuando oramos, conocemos el orden de los libros de la Biblia de memoria (o no, pero al menos tenemos una idea), o conocemos los milagros de Jesús de memoria, o nos acordamos varios versículos de memoria al haberlos escuchado tan seguido; entre otras cosas. Sin embargo, el hecho de que estemos familiarizados con todo lo relacionado a Dios, no quiere decir que realmente conozcamos "A" Dios, es decir, que tengamos una relación personal con Dios, o que hayamos verdaderamente aceptado ser sus hijos y que realmente Él sea el dueño de nuestro corazón y lo dejemos guiar nuestros pasos.
El problema es que muchos nos quedamos ahí, nos conformamos con el conocer "DE" Dios, creyendo que conocer "DE" Dios es igual a tener una relación con Él, cuando no es así. Es lo mismo que nos pasa con muchas personas a nuestro alrededor, podemos conocer a una persona de vista, cruzar dos o tres palabras, saber quizás a qué se dedica o qué cosas ha logrado, pero no tenemos verdaderamente una relación cercana con esa persona; no conocemos su carácter, su personalidad, ni tampoco podemos decir que tenemos una amistad profunda con esa persona, a menos que la conozcamos bien. Es decir, conocemos "DE" esa persona, pero no conocemos realmente "A" esa persona. De la misma manera, conocer "DE" Dios no quiere decir que conocemos "A" Dios y que tenemos una relación con Él.
Y conocer "DE" Dios tampoco nos garantiza la salvación, podemos conocer todo lo relacionado con Dios y aún así perder nuestras almas; porque no se trata de conocer "DE" Dios, sino de conocer "A" Dios, es decir, abrirle nuestro corazón y empezar a tener una relación íntima con Él, una relación espiritual, una conexión y comunión íntima, en la que nosotros nos enamoramos de Él, le amamos, le adoramos, le alabamos y le servimos, no por obligación o por quedar bien con los demás, sino por amor a Dios, porque hemos entendido el sacrificio que Jesús hizo en la cruz por nosotros, lo cual no puede hacer más que llevarnos a entregar nuestras vidas enteras a Dios en agradecimiento.
Cuando Jesús anduvo en esta tierra, muchas personas conocían "DE" Él porque escuchaban de los milagros y maravillas que hacía, y muchos recibían sanidad y milagros; sin embargo, no caminaban con Él, no le seguían, no le conocían, no se interesaban por sus enseñanzas, no tenían una relación cercana con Él. De la misma manera hoy en día, hay personas que se llevan las bendiciones y los milagros de Dios en sus vidas; sin embargo, no le siguen, no le adoran, no le sirven, no tienen una relación íntima con Dios.
Y algo más que es importante aclarar es que, no porque nuestros padres nos lleven a la iglesia desde pequeños significa que ya tenemos la salvación asegurada. Podemos ir toda una vida a la iglesia, aparentar tener una relación con Dios, y aun así perder nuestras almas. ¿Por qué? Porque íbamos a la iglesia no para adorar a Dios o porque Dios realmente era el dueño de nuestro corazón, sino para agradar a nuestros padres, o para quedar bien con los pastores; lo hacíamos por costumbre, porque no quedaba otra opción, o porque se sentía algo lindo, y no porque realmente quisiéramos ir a servir a Dios, alabarle y conocer más de Él.
Entonces, habiendo dicho esto, hoy quiero invitarte a que te autoanalices, y reflexiones en esto.
- ¿Conozco "DE" Dios o conozco "A" Dios?
- ¿Siento a Dios cercano, como un padre y un amigo? ¿o lo siento lejos, como un ser que tiene un poder del cual me puedo beneficiar, pero sigo haciendo lo que me place?
- ¿Es Dios el rey de mi corazón, o soy yo?
- ¿Es Dios quien dirige mis pasos, o soy yo?
- ¿Entendí que Jesús es mi Salvador y mi Señor?
- ¿Realmente sirvo a Dios de corazón?
- ¿Voy a la iglesia porque me obligan, por quedar bien con mis padres, porque no me queda otra, porque me siento bien? ¿o porque realmente entendí que estoy en deuda con Dios y que en agradecimiento debo alabarlo, buscarlo, y servirlo porque lo amo y le debo todo?
Mi anhelo es poder animarte a que, si ya tenés una relación con Dios, la sigas alimentando, sigas creciendo, sigas buscando más y más a Dios, sigas con tu servicio, con tu alabanza y adoración, sigas entregando tu vida constantemente a Dios y sigas perseverando, porque "el que persevere hasta el fin, este será salvo" Mateo 24:13.
Y si con esto descubriste que no tenés una relación cercana con Dios, te animo a que no te juzgues, ni te condenes por eso; sino que hoy mismo, sin tardar, te arrodilles en tu habitación o en algún lugar privado y puedas hablar con Dios, entregarle tu vida, aceptar a Jesús en tu corazón como tu Salvador y empezar a buscarlo más y más día a día. Si ya te congregás en una iglesia, seguí yendo, pero andá con un enfoque distinto, escuchá la palabra, prestá atención a las alabanzas, adorá, meditá, reflexioná en las bendiciones que Dios te ha dado y buscá de servirlo con todo tu corazón. Lo mismo si nunca fuiste a una iglesia, empezá a congregarte en alguna y comenzá a hacer todo esto. Y no te enfoques en los errores humanos, mirá a Jesús, enfocate en adorarlo a Él, y vas a ver cómo el poder de Dios empieza a transformar tu vida para mejor 💖 Y otro consejo: no solo te conformes con buscar a Dios en la iglesia, esforzate por buscarlo día tras día, orá por las mañanas y las noches, escuchá canciones cristianas, himnos o alabanzas, leé la Biblia, hablá con Dios, agradecele por todas sus bendiciones; y si un día no lográs hacer todo esto, no te frustres, intentalo nuevamente al día siguiente, pero no te rindas. Dios está ansioso por que le conozcas, Él quiere llenarte de paz, amor, gozo, bendiciones, y quiere entablar una relación con vos. Él ya hizo lo que debía hacer, ahora nos toca a nosotros corresponder.
Deseo que puedas tener y mantener una relación íntima con Dios por el resto de tu vida. ¡Abrazo!