Estoy segura de que todos estamos arrepentidos de todos (o casi todos) los errores que hemos cometido a lo largo de nuestras vidas. Es algo normal, pues nadie es perfecto. Todos fallamos en algún momento, es parte de nuestra naturaleza, eso no se puede evitar. Y es justamente por eso que me he dado cuenta de que el problema en sí no se encuentra tanto en el hecho de cometer errores, sino más bien en qué hacemos luego de cometerlos. ¿Aprendemos? ¿Pedimos perdón? ¿Nos arrepentimos? ¿Cambiamos? ¿Mejoramos? ¿O seguimos cometiendo los mismos errores por más que sepamos que están mal?
Bueno, si vamos a la Biblia y leemos las historias de grandes personas que Dios usó de maneras increíbles como Noé, Abraham, Moisés, Ruth, Ester, Jonás, David, María, Pablo, Timoteo (entre tantos más), creo que es bastante lógico y normal de nuestra parte pensar que eran prácticamente perfectos, debido a la manera en que Dios los usaba y la cantidad de actos valiosos que hicieron, por los cuales son conocidos hasta el día de hoy. Pero si prestamos atención a las historias de vida de cada una de estas y tantas otras personas usadas por Dios, realmente nos daremos cuenta de que nunca fueron perfectos.
Al leer esas historias podemos realmente notar que eran seres humanos de carne y hueso tal como nosotros, personas que muchas veces experimentaron dolor, miedo, tristeza, desesperación, ansiedad e incertidumbre como nosotros, personas que en diferentes ocasiones sintieron miedo o inseguridad y tomaron decisiones erróneas, al igual que nos pasa a nosotros muchas veces el día de hoy. Pero ¿cuál es la diferencia con nosotros entonces? ¿Por qué Dios los usó de maneras tan increíbles si eran seres comunes y corrientes? Bueno, si prestamos atención, notaremos que la diferencia se encuentra en 3 puntos fundamentales: la FE, la ENTREGA y la OBEDIENCIA.
Dios no eligió ni usó a estas personas porque fueran perfectas, no tuvieran debilidades o porque nunca experimentaran tristeza o miedo, tampoco las eligió porque nunca más fueran a fallar o equivocarse. No. La razón por la que Dios eligió y usó a estas personas de manera increíble es porque tenían FE EN ÉL, porque habían decidido ENTREGARSE COMPLETAMENTE A ÉL y porque no anhelaban ni deseaban otra cosa en este mundo más que OBEDECERLE A ÉL.
Dios no miró sus errores o sus debilidades, Él sabía que podían fallar, y aun así no se fijó en eso. Dios miró EL CORAZÓN DE CADA UNO DE ELLOS, “porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” 1 Samuel 16:7, y como vio que había fe, entrega y disposición a obedecer, ¡los usó de manera grandiosa para bendecir a otros y para glorificar su nombre!
Donde las personas veían seres comunes y corrientes, Dios veía una obra maestra, donde las personas veían caos y desorden, Dios veía un lugar perfecto en el cual trabajar, donde los demás veían errores y debilidades, Dios veía un espacio ideal en el cual mostrar y utilizar su poder.
Esto no significaba que ellos no fueran a fallar nunca más, de hecho si leemos las historias vemos que muchos fallaron, pero la diferencia estaba en que luego de fallar, ellos reconocían sus errores, se arrepentían no de la boca para afuera sino de todo corazón, pedían perdón a Dios y cambiaban para mejor, por la misma razón de que tenían fe, se habían entregado y estaban dispuestos a obedecer a Dios por encima de todo, y no solo eso, sino que el mismo Dios los guiaba y les enseñaba, con amor y paciencia, a mejorar cada día más.
Y es de ellos que debemos aprender. Uno de los tantos mensajes que dejó Pablo es este:
“Y me ha dicho (Dios): Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” 2 Corintios 12:9.
En otras palabras, Dios le había dicho a Pablo que su gracia era suficiente para él y que no necesitaba nada más; porque debido a esa gracia y misericordia, el poder de Dios iba a trabajar en sus errores, transformando sus debilidades en fortalezas. Por eso luego Pablo dijo que iba a mirar sus errores y debilidades de buena gana, porque ya no los veía como algo que lo condenara o lo descalificara, sino como otra oportunidad para Dios de mostrar su poder y transformar su vida.
Y nosotros deberíamos seguir el ejemplo de Pablo. No miremos nuestros errores como algo que nos descalifica, nos desecha o nos define como personas “inservibles”, “incapaces” o “no aptas para servir a Dios”, más bien, los veamos como Dios los ve: como OPORTUNIDADES para que SU PODER se perfeccione en nuestras debilidades transformándolas en fortalezas.
Todo lo que Dios necesita es nuestro CORAZÓN creyente, entregado y dispuesto a obedecerle.
Y si ya estamos sirviendo a Dios, pero sentimos que no podemos seguir porque nuestros errores son muchos… ¡No dejemos de servirle porque tenemos errores, sino más bien, cambiemos la forma en que estamos pensando y digamos que porque tenemos errores SEGUIREMOS SIRVIENDO A DIOS, con el fin de que su poder se perfeccione en nuestras debilidades y podamos ser mejores hijos suyos cada día!
Por eso mi consejo el día de hoy tanto para ti como para mi es que si hemos cometido algún error grave, hemos tomado una mala decisión, hemos hecho algo que nunca volveríamos hacer o nos hemos involucrado en algo que no agrada a Dios... primero que nada, reconozcamos el error; segundo, nos arrepintamos de todo corazón; tercero, pidamos de verdad perdón a Dios; y cuarto, le entreguemos nuestras debilidades, fracasos, dudas y miedos, y tengamos paz; porque Él se encargará de trabajar en nosotros, moldearnos, pulirnos, limpiarnos y nos mostrará cuál es el camino por el que debemos seguir caminando.
Jesús MURIÓ por nosotros y RESUCITÓ para que nosotros tengamos VIDA EN ABUNDANCIA, y no se refiere a tan solo VIDA ETERNA sino también a nuestra vida aquí en la tierra. Dios ama que vivamos al máximo, que usemos todo el potencial que Él nos dio para glorificar su nombre, que seamos felices y tengamos una vida plena a su lado.
Ya no dejemos que nuestros errores del pasado nos detengan y nos impidan avanzar. Ya no más. Permitámosle a Dios hacernos personas completamente nuevas, limpias y restauradas. "He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a la luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad" Isaías 43:19.
Permitámosle a Dios moldearnos y trabajar en nuestros corazones, en nuestra mente, alma y en todo nuestro ser; porque no hay lugar más seguro que estar en las manos del Dios Único, el Dios Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente, el Altísimo, el Rey de Reyes, el Gran Yo Soy, el Dueño y el Creador de todo el Universo. Solo a su lado podremos vivir una vida en ABUNDANCIA y llena de paz, sabiendo que en todo momento Él estará ahí para sostenernos, guiarnos y guardarnos 💛
Les comparto una alabanza con un mensaje hermoso muy relacionado con este tema, ¡que les sea de bendición!
MI PEOR ERROR - Marcela Gandara ft. Funky:
https://youtu.be/gfGkwlvbe9A
¡ÁNIMOS Y BENDICIONES!
