¡TESTIMONIO 5!
Hace aproximadamente 4 años atrás, me levanté una mañana y vi que Simón, mi perrito caniche, estaba medio triste y desanimado. Estuvo así todo el día, pero pensé que no sería algo grave y que quizás solo estaba mal del estómago. Desafortunadamente, empezó a empeorar. Ya no caminaba sino que estaba directamente tirado en su colchoncito, sin fuerzas para levantarse; así que lo llevé al veterinario. Le hicieron análisis de sangre y orina; y el resultado no fue nada bueno: tenía sus riñones gravemente infectados.
Automáticamente lo internaron, y yo empecé a orar y pedir oración por él, porque sabía que Dios tenía el poder para sanarlo, ya que se trataba de su creación. Estuvo internado durante una semana y solo lo alimentaban con suero, por lo tanto bajó mucho de peso. Lamentablemente, el resultado de cada análisis era cada vez peor. Hasta que un día, el veterinario me dijo que su enfermedad ya no tenía remedio, que su expectativa de vida era de muy corto tiempo y que ante esto solo había dos opciones: o sacrificarlo, o darle medicina paliativa para aliviar su sufrimiento hasta que muriera. Sin embargo, nosotros no perdíamos la fe. Junto con mi familia y varios hermanos de la iglesia estábamos orando por él y sabíamos que Dios lo podía sanar.
Luego de unos días, el veterinario me dijo que el perrito estaba mejor porque le habían dado antibióticos para aliviar el dolor. Sin embargo, el hecho de que mejorara del todo era prácticamente imposible. Esto fue un día viernes, y hasta ahí todo bien, pero había que ver qué pasaba sábado y domingo. Lo trajimos a casa pero el lunes había que llevarlo de vuelta a control para que le hicieran más análisis.
Resulta que esas oraciones no habían caído a un vacío, y ese fin de semana, Dios comenzó su obra. El día lunes me desperté y cuando fui a ver a Simón, ¡me di con que estaba caminando! estaba un poco débil pero CAMINABA, y me pedía comida. Ese día lo noté mejor y mucho más animado. Así que fui al veterinario y le conté la buena noticia, él se alegró y me dijo que esperáramos un día más para hacerle los estudios. El día miércoles, le hicieron los análisis y vimos los resultados y, PARA LA GLORIA DE DIOS, ¡SIMÓN YA NO TENÍA ABSOLUTAMENTE NADA! ¡NO HABÍA INFECCIÓN ALGUNA! ¡Los valores que le habían dado súper altos, ya le habían bajado, así que él estaba completamente sano!
¡El veterinario quedó impresionado y no entendía cómo era posible que en el lapso de tan poco tiempo Simón, siendo tan cachorro, se recuperara de una infección en sus riñones tan grave!
Él dijo que lo controlara y que ante cualquier cosa lo llevara de nuevo; pero a Dios gracias, ya no hizo falta que lo volviera a llevar al veterinario ¡PORQUE DIOS LO HABÍA SANADO, Y CUANDO ÉL OBRA, LO HACE DE MANERA PERFECTA Y COMPLETA!
Su expectativa de vida era de muy poco tiemo, pero mi perrito ahora tiene 5 AÑOS y a partir de ese momento NUNCA MÁS volvió a tener problemas de salud. Ahora está súper sano y disfrutamos de su dulce compañía en casa. ¡DIOS NOS RESPONDIÓ, DIOS LO SANÓ! ¡A Él sea la gloria por siempre!
-Anónimo.