¡TESTIMONIO 3!
¡BIENVENIDOS A MI BLOG! Mi corazón está plenamente agradecido a Dios porque en julio del 2020 me permitió crear este espacio con el fin de compartir su palabra a través de devocionales, testimonios y reflexiones. Este nuevo año seguiré así, pero también compartiré otro tipo de contenido que anhelo que sea de mucha fortaleza para ustedes. Deseo que la unción de Dios esté siempre presente y que Él hable a sus vidas a través de este Blog. ¡Bendiciones!
miércoles, 30 de septiembre de 2020
"DIOS SANÓ DE CÁNCER A MI ABUELA"
domingo, 27 de septiembre de 2020
¡CUANDO NUESTRA ALABANZA SUBE, SU BENDICIÓN BAJA!
Cuando hemos recibido a Jesús en nuestro corazón y hemos decidido llevar una vida agradable a Dios, uno de los tantos hábitos que empezamos a incorporar (como consecuencia de haber tenido un encuentro personal con Él) es el de ALABAR A DIOS, entre muchos más, claro.
Según la definición del diccionario, una ALABANZA es el “acto de enaltecer, exaltar y destacar las cualidades, méritos y triunfos de alguien, expresando el aprecio y admiración que sentimos por cómo es esa persona y por las obras que ha hecho. Una alabanza puede ser una frase, un canto o un discurso”. Para los cristianos, es un placer alabar a Dios de todo corazón con himnos, salmos y cánticos espirituales (Efesios 5:19); es decir, con música que habla exclusivamente de Él y lo glorifica solo a Él. Alabarle es una de las tantas formas en que podemos agradecerle por lo que Él es y por todo lo que hizo, hace y hará; y también nos sirve para recordarnos a nosotros mismos el GRAN PODER Y AMOR DEL DIOS al que servimos.
Como hijos de Dios tenemos la costumbre de cantar y escuchar
alabanzas en el templo, que es el lugar en donde vamos a rendirle culto a Dios
junto a nuestros hermanos en la fe. Pero el problema es que muchas veces, cuando
regresamos a nuestros hogares y seguimos con nuestra vida cotidiana, nos
olvidamos de alabarle. Estamos tan ocupados con nuestras responsabilidades que
se nos olvida que Dios no solo es digno de recibir alabanzas en el templo
sino en todo lugar, y en todo tiempo 💛
Ciertamente el templo no debería ser el único lugar en el que lo alabemos. Dios se complace inmensamente cuando separamos un momento de nuestro día para alabarle, así sean unos minutos, Dios lo valora muchísimo. Y ciertamente no hace falta tener la mejor voz para alabar, pues todo está en la actitud, la intención y el corazón humilde y sincero con el cual le demos esa ofrenda. De nada nos serviría cantar con la mejor voz si en nuestro corazón no está el verdadero deseo de alabar a nuestro Salvador y Creador, pues sería en vano tener semejante talento y no usarlo para glorificar a quien nos lo dio. Cuando alabas a Dios, Él le da más importancia a lo que hay en tu corazón que a la mejor técnica de voz que puedas o no usar. Y ni siquiera es necesario que te escuche alguien más, pues la mejor alabanza es esa que le dedicas exclusivamente a Dios, sea que alguien más te escuche o no.
No sé si a ustedes les habrá pasado o no, pero por ejemplo en
mi caso, a lo largo de mi vida pude darme cuenta de que generalmente alababa solo
cuando estaba feliz o alegre, pero cuando me sentía ansiosa por algo, nerviosa,
triste o desanimada, no me daban ganas de cantar absolutamente nada, ni
siquiera de escuchar alabanzas. Sin embargo, Dios en su misericordia y a través
de diversas situaciones me hizo entender finalmente que mi alabanza hacia Él
no debe depender de mi condición o mis emociones, pues al momento de alabar,
todo finalmente cambia para bien, porque cuando nuestra alabanza sube, su
bendición baja, llevándose toda amargura y dejando solo alegría y paz.
Y a esto lo digo porque yo misma
lo pude experimentar. Tuve momentos de mucha ansiedad, tristeza, duda e incertidumbre,
y aun en medio de ellos, Dios me dio fuerzas para alabarle, y no me alcanzan
las palabras para describir lo hermoso que fue olvidarme de todo eso y tan
solo alabar, tan solo admirar, tan solo contemplar, tan solo disfrutar de su presencia,
tan solo estar quieta y conocer que Él es Dios (Salmo 46:10)
ES IMPRESIONANTE COMO TODO CAMBIA cuando decidimos alabar a Dios y glorificarlo por quien Él es, y no por lo que podamos o no sentir al momento de hacerlo. Los miedos e inseguridades en nuestro interior se empiezan a desvanecer de una manera increíble, nos empieza a invadir la presencia y la paz de Dios, y nos sentimos refugiados, seguros y envueltos en sus brazos. Si lo alabamos estando felices, la felicidad se mantiene, y si lo alabamos estando tristes, esa tristeza se convierte en gozo y alegría. Entendiendo que este es el resultado, ¿CÓMO NO VAMOS A ALABARLE?
Esta experiencia que les cuento tampoco quiere decir que yo vivo cantando todo el día y siempre de buen humor. Por supuesto que no, tengo mis momentos de tristeza y preocupación; pero la diferencia con lo que me pasaba antes es que ahora ya sé qué es lo que debo hacer cuando me sienta así: simplemente olvidarme de todo y alabar, dejar todo en manos de Dios y dejar que Él tome el control de todo.
Y hoy quiero invitarte a hacer lo mismo, quiero invitarte a que también experimentes esto 💕 Ya sea que conozcas alabanzas de hace rato o que recientemente empezaste a escucharlas, te invito a encerrarte en tu habitación, y tener un momento de intimidad con Dios. Un momento en el que, ya sea que cantes o solo escuches alabanzas, medites detenidamente en la letra de estas, y pienses en todas las bendiciones que ya has recibido de parte de Dios, y en las que vas a recibir. Te invito a pensar en todas las veces que Dios habló a tu vida y a recordar sus promesas mientras lo alabas, en fin, te invito a estar quieto y conocer que Él es Dios. Tomate el tiempo que necesites, pero no salgas de tu habitación hasta que Dios no haya tocado tu corazón 💘 Búscalo, cuéntale lo que te pasa, habla con Él, alábalo, adóralo, te aseguro que no vivirás un momento más gratificante que ese, pues será como un pedazo de cielo en la tierra.
No importa tu pasado, no importan tus errores o fallas, nada de eso importa, Dios no va a enfocarse en eso, Él solo quiere DELEITARSE AL ESCUCHAR TU ALABANZA DE CORAZÓN SINCERO, quiere que lo alabes, le hables y tan solo te permitas a ti mismo ser lleno de su paz y visitado por su presencia. ¡ÉL ANHELA ESCUCHARTE!
¡ANIMATE A ALABAR! Cuando no sepas qué hacer, ALABA A DIOS. Cuando te sientas triste, deprimido, sin ganas de vivir o perdido, ALABA A DIOS. Cuando te sientas feliz, contento, en paz, alegre y gozoso, ALABA A DIOS. ¡Luego me cuentas!
Dios te bendiga.
P.D.: Les comparto 3 alabanzas que hablan de este tema para que cuando tengan tiempo las escuchen, espero les sean de bendición.
- Alaba a Dios – Danny Berrios https://youtu.be/6K9Pri4UNjg
- Yo también – Evan Craft https://youtu.be/BnkECUhHjqI / So will I – Hillsong Worship https://youtu.be/C2U7ffUM5Ec