miércoles, 30 de septiembre de 2020

"DIOS SANÓ DE CÁNCER A MI ABUELA"

 ¡TESTIMONIO 3!




Hace aproximadamente 15 años atrás, mi abuela se despertó un día y comenzó a hacer sus quehaceres como siempre, pero de repente empezó a sentirse débil, no tenía fuerzas para nada, por lo cual fue a hacerse controles para ver si estaba bien de salud. Durante 2 años se hizo controles porque cada tanto tenía malestar en la zona del torso, pero la doctora le decía que estaba todo bien. 

Hasta que un día, luego de unos controles, desafortunadamente la doctora le dijo que debían operarla de las mamas porque ese malestar no era normal y había posibilidades de que tuviera cáncer. Y ciertamente, luego de la operación descubrieron que tenía cáncer de mama. 

Yo en ese momento tenía aproximadamente 6 años y mucho no recuerdo, pero me daba cuenta de que las cosas iban mal. Mi abuela estaba devastada al igual que toda mi familia, pero a pesar de todo, ellos no dejaron de confiar en que Dios tenía un propósito con todo esto. 

Llegó el momento de hacer una segunda operación para extirpar el tumor, pero antes de sacarlo, al haberlo tenido (sin saber) durante 2 años, lamentablemente ya se había ramificado. Finalmente lograron extirparlo y comenzaron a hacerle quimioterapia para matar toda célula cancerígena que hubiera quedado alrededor de la zona afectada, sin embargo, la victoria no era segura, porque había probabilidades de que el cáncer volviera y de que mi abuela ya no se recuperara. 


Los siervos y hermanos de la iglesia acompañaron mucho a mi abuela y a mi familia en este proceso tan difícil, orando y siempre dando palabras de aliento. En ese lapso en el que estaba mi abuela con las quimioterapias, uno de los siervos de la iglesia sintió en su corazón de hacerle una visita en su hogar junto con muchos jóvenes de la iglesia para llenarla de fortaleza. Esta visita fue de mucho ánimo y aliento para mi abuela y mi familia. En otra ocasión, un día en una de las reuniones, un hermano la vio a mi abuela y le dijo “Dios a usted ya la sanó”, eso la fortaleció mucho. Dios siempre la consolaba de una forma u otra y no permitía que ella perdiera su fe.


Para la gloria de Dios mi abuela se iba recuperando poco a poco, y todos orando para que finalmente se curara y nunca más le volviera el cáncer. Sin embargo, cuando parecía que iba a estar bien porque ya casi terminaba con la quimioterapia, el médico se da con que a mi abuela le había vuelto a salir un ganglio, y esta vez era en uno de sus pulmones, lo cual podía significar el regreso del cáncer. Automáticamente le hicieron una radiografía para poder ver bien de cerca ese nódulo y analizarlo mejor.

Y cuando el médico vio el resultado de la radiografía, VIO EL MILAGRO CON SUS PROPIOS OJOS. ¡Ya no se veía un nódulo sino una CICATRIZ! UNA CICATRIZ. ¿Cómo era posible que saliera esa cicatriz justo en el lugar donde hacía unas horas habían visto un nódulo? ¡DEFINITIVAMENTE ERA LA MANO DE DIOS! ¡DIOS HABÍA OPERADO A MI ABUELA, ÉL SE ENCARGÓ DE SANARLA COMPLETAMENTE, ÉL EXTIRPÓ TODO LO QUE DEBÍA EXTIRPAR Y SACÓ TODO LO QUE DEBÍA SACAR!

¡PARA LA GLORIA DE DIOS, MI ABUELA FINALMENTE SE RECUPERÓ!

¡Nunca más volvió a tener cáncer! Hoy, luego de 15 años, ella goza de buena salud y sigue trabajando como si nada le hubiera pasado. Ella es la prueba viviente del PODER DE DIOS, y si hoy yo puedo disfrutarla es solo GRACIAS A ÉL 💗

DIOS EXISTE, ÉL ES REAL Y ÉL AUN SIGUE HACIENDO MILAGROS. ¡NUNCA PIERDAN LA FE!

A su nombre sea la gloria hoy y siempre.

Testimonio de Ana María Cieri, 65 años - Córdoba, Argentina.
(Redactado por Elisa Abigail Medina)

domingo, 27 de septiembre de 2020

¡CUANDO NUESTRA ALABANZA SUBE, SU BENDICIÓN BAJA!



Cuando hemos recibido a Jesús en nuestro corazón y hemos decidido llevar una vida agradable a Dios, uno de los tantos hábitos que empezamos a incorporar (como consecuencia de haber tenido un encuentro personal con Él) es el de ALABAR A DIOS, entre muchos más, claro.


Según la definición del diccionario, una ALABANZA es el “acto de enaltecer, exaltar y destacar las cualidades, méritos y triunfos de alguien, expresando el aprecio y admiración que sentimos por cómo es esa persona y por las obras que ha hecho. Una alabanza puede ser una frase, un canto o un discurso”. Para los cristianos, es un placer alabar a Dios de todo corazón con himnos, salmos y cánticos espirituales (Efesios 5:19); es decir, con música que habla exclusivamente de Él y lo glorifica solo a Él. Alabarle es una de las tantas formas en que podemos agradecerle por lo que Él es y por todo lo que hizo, hace y hará; y también nos sirve para recordarnos a nosotros mismos el GRAN PODER Y AMOR DEL DIOS al que servimos.


Como hijos de Dios tenemos la costumbre de cantar y escuchar alabanzas en el templo, que es el lugar en donde vamos a rendirle culto a Dios junto a nuestros hermanos en la fe. Pero el problema es que muchas veces, cuando regresamos a nuestros hogares y seguimos con nuestra vida cotidiana, nos olvidamos de alabarle. Estamos tan ocupados con nuestras responsabilidades que se nos olvida que Dios no solo es digno de recibir alabanzas en el templo sino en todo lugar, y en todo tiempo 💛


Ciertamente el templo no debería ser el único lugar en el que lo alabemos. Dios se complace inmensamente cuando separamos un momento de nuestro día para alabarle, así sean unos minutos, Dios lo valora muchísimo. Y ciertamente no hace falta tener la mejor voz para alabar, pues todo está en la actitud, la intención y el corazón humilde y sincero con el cual le demos esa ofrenda. De nada nos serviría cantar con la mejor voz si en nuestro corazón no está el verdadero deseo de alabar a nuestro Salvador y Creador, pues sería en vano tener semejante talento y no usarlo para glorificar a quien nos lo dio. Cuando alabas a Dios, Él le da más importancia a lo que hay en tu corazón que a la mejor técnica de voz que puedas o no usar. Y ni siquiera es necesario que te escuche alguien más, pues la mejor alabanza es esa que le dedicas exclusivamente a Dios, sea que alguien más te escuche o no.

 

No sé si a ustedes les habrá pasado o no, pero por ejemplo en mi caso, a lo largo de mi vida pude darme cuenta de que generalmente alababa solo cuando estaba feliz o alegre, pero cuando me sentía ansiosa por algo, nerviosa, triste o desanimada, no me daban ganas de cantar absolutamente nada, ni siquiera de escuchar alabanzas. Sin embargo, Dios en su misericordia y a través de diversas situaciones me hizo entender finalmente que mi alabanza hacia Él no debe depender de mi condición o mis emociones, pues al momento de alabar, todo finalmente cambia para bien, porque cuando nuestra alabanza sube, su bendición baja, llevándose toda amargura y dejando solo alegría y paz.


Y a esto lo digo porque yo misma lo pude experimentar. Tuve momentos de mucha ansiedad, tristeza, duda e incertidumbre, y aun en medio de ellos, Dios me dio fuerzas para alabarle, y no me alcanzan las palabras para describir lo hermoso que fue olvidarme de todo eso y tan solo alabar, tan solo admirar, tan solo contemplar, tan solo disfrutar de su presencia, tan solo estar quieta y conocer que Él es Dios (Salmo 46:10)


ES IMPRESIONANTE COMO TODO CAMBIA cuando decidimos alabar a Dios y glorificarlo por quien Él es, y no por lo que podamos o no sentir al momento de hacerlo. Los miedos e inseguridades en nuestro interior se empiezan a desvanecer de una manera increíble, nos empieza a invadir la presencia y la paz de Dios, y nos sentimos refugiados, seguros y envueltos en sus brazos. Si lo alabamos estando felices, la felicidad se mantiene, y si lo alabamos estando tristes, esa tristeza se convierte en gozo y alegría. Entendiendo que este es el resultado, ¿CÓMO NO VAMOS A ALABARLE?


Esta experiencia que les cuento tampoco quiere decir que yo vivo cantando todo el día y siempre de buen humor. Por supuesto que no, tengo mis momentos de tristeza y preocupación; pero la diferencia con lo que me pasaba antes es que ahora ya sé qué es lo que debo hacer cuando me sienta así: simplemente olvidarme de todo y alabar, dejar todo en manos de Dios y dejar que Él tome el control de todo.


Y hoy quiero invitarte a hacer lo mismo, quiero invitarte a que también experimentes esto 💕 Ya sea que conozcas alabanzas de hace rato o que recientemente empezaste a escucharlas, te invito a encerrarte en tu habitación, y tener un momento de intimidad con Dios. Un momento en el que, ya sea que cantes o solo escuches alabanzas, medites detenidamente en la letra de estas, y pienses en todas las bendiciones que ya has recibido de parte de Dios, y en las que vas a recibir. Te invito a pensar en todas las veces que Dios habló a tu vida y a recordar sus promesas mientras lo alabas, en fin, te invito a estar quieto y conocer que Él es Dios. Tomate el tiempo que necesites, pero no salgas de tu habitación hasta que Dios no haya tocado tu corazón 💘 Búscalo, cuéntale lo que te pasa, habla con Él, alábalo, adóralo, te aseguro que no vivirás un momento más gratificante que ese, pues será como un pedazo de cielo en la tierra.


No importa tu pasado, no importan tus errores o fallas, nada de eso importa, Dios no va a enfocarse en eso, Él solo quiere DELEITARSE AL ESCUCHAR TU ALABANZA DE CORAZÓN SINCERO, quiere que lo alabes, le hables y tan solo te permitas a ti mismo ser lleno de su paz y visitado por su presencia. ¡ÉL ANHELA ESCUCHARTE!

¡ANIMATE A ALABAR! Cuando no sepas qué hacer, ALABA A DIOS. Cuando te sientas triste, deprimido, sin ganas de vivir o perdido, ALABA A DIOS. Cuando te sientas feliz, contento, en paz, alegre y gozoso, ALABA A DIOS. ¡Luego me cuentas!

Dios te bendiga.


P.D.: Les comparto 3 alabanzas que hablan de este tema para que cuando tengan tiempo las escuchen, espero les sean de bendición.