viernes, 5 de noviembre de 2021

CONFIAMOS EN TODO MENOS EN DIOS...

Confiamos en el chofer del colectivo cuando nos subimos a uno.

Confiamos en el doctor cuando nos opera o nos receta un medicamento.

Confiamos en que la mercadería que compramos en el supermercado o en el almacén de la esquina está en buen estado para consumirla.

Nos subimos a nuestro auto o moto y confiamos en que nos va a llevar a donde queremos.

Confiamos en el piloto cuando viajamos en avión.

Confiamos en que lo que nos enseñan en la escuela está bien.

Confiamos en que la comida del restaurante no viene con ningún tipo de veneno.

No andamos cuestionando cada cosa, porque no se puede vivir así.


Y si confiamos en personas y objetos, aún sin conocerlos del todo... ¿cómo no vamos a confiar en Dios que es el Creador y Dueño del Universo? ¿Cómo no vamos a confiar en quien nos creó y formó en el vientre de nuestra madre, en quien nos conoce mejor que lo que nosotros nos conocemos a nosotros mismos, en quien entiende perfectamente lo que sentimos, en quien nos ama mucho más que lo que podamos imaginar, en quien dio su vida en una cruz para salvarnos?


Así como a nosotros nos gusta que nuestros seres queridos confíen en nosotros, a Dios también le gusta que nosotros, sus hijos, confiemos en Él. Creo que todos alguna vez fuimos ignorados, y sabemos lo que se siente. Bueno, a Dios le pasa lo mismo. Cuando dudamos de Él, cuando no hablamos con Él, cuando no confiamos en sus planes, cuando lo ignoramos, ¿ustedes creen que Dios se pone contento? Claro que no. Él también tiene sentimientos como nosotros. Todo lo que Él quiere es que cedamos el control y aprendamos a confiar en Él, ¡PARA NUESTRO BIEN!


¿Pero por qué nos cuesta tanto confiar en Dios? Porque no lo buscamos lo suficiente (y obvio que me incluyo). Creo que como seres humanos nos cuesta entender la soberanía de Dios; es decir, nos cuesta entender que Él tiene el control de todo y que sus planes siempre son para nuestro bien, porque no lo buscamos. Entender la soberanía de Dios no es tarea fácil, pero es algo que se logra mientras más lo buscamos y más lo conocemos. 


Mientras más lo conocemos, más nos damos cuenta de que nada es imposible para Él; de que lo que nosotros no podemos hacer, Él lo hace; de que sus planes y pensamientos son mejores que los nuestros; de que Él tiene el control de todo; de que TODO lo que Él permite es necesario; y de que todo lo que Él hace es bueno.


Entender la soberanía de Dios es saber aceptar su voluntad sin cuestionarla.

Cuando realmente confiamos en Dios y comprendemos que su voluntad es buena, agradable y perfecta, entendemos que no hay nada que cuestionar, y que además no somos nadie para cuestionar lo que Dios hace.


“Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” Daniel 4:35.


"¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?” Romanos 9:20.


Así que, ya basta de presionarnos a nosotros mismos queriendo tener el control, sabiendo que no podremos con todo. ¿Por qué mejor no le cedemos el control a Dios y dejamos que Él sea el capitán de nuestras vidas?


El mundo nos presiona y nos señala o juzga cuando no podemos con todo. Dios no, Dios nos invita a confiar, descansar en Él y cederle el control para que lo que nosotros no podamos hacer, Él lo haga.


"Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay" Hechos 4:24. 


"Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos” 1 Crónicas 29:1.


"Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea la gloria en la iglesia de Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén" Efesios 3:20-21.