miércoles, 23 de septiembre de 2020

“Y CUANDO TODO PARECÍA PERDIDO, EL MILAGRO OCURRIÓ”

¡TESTIMONIO 2!



En diciembre del año 2002, cuando yo estaba por nacer, mi mamá sufrió una rasgadura en el útero, y yo me estaba quedando sin oxígeno. Al hacer el control, la doctora escuchó mis latidos, los cuales ya eran muy lentos. Urgente llevaron a mi mamá para operarla y sacarme a tiempo. Pero hasta que la operaron, yo ya había sufrido un paro cardiorrespiratorio. ¡Cuando me sacaron, no respiraba, nací sin vida! Los médicos me llevaron urgente a terapia para hacerme reanimación. Y en el camino hacia terapia, cuando parecía que todo estaba perdido, el milagro ocurrió. ¡DIOS SOPLÓ CON SU ESPÍRITU Y ME DIO VIDA, HACIÉNDOME REACCIONAR EN ESE MISMO MOMENTO!

Luego de eso, por precaución, me internaron en terapia intensiva con cuidados especiales, pero en realidad el que me cuidaba era Dios. Él hizo que me recuperara rápidamente. Para los médicos tenía que seguir estudios en mi cabeza, pero no fue necesario, porque ¡cuando Dios hace una obra, la hace completa! Hoy gozo de perfecta salud y no me quedó ninguna secuela ni rastro de lo que tuve. Podría haber quedado con alguna secuela en mis pulmones, pero no; porque si así hubiera sido, hoy no alabaría a Dios con mi bombardino, instrumento que requiere de mucha fuerza en los pulmones para tocarse. Y a esto lo cuento no para mi gloria sino para la gloria de Dios, Él es bueno y lo amo con todo mi corazón. Estoy y estaré eternamente agradecido por lo que hizo en mí.


Eliezer Daniel Medina, 17 años - Córdoba, Argentina.

domingo, 20 de septiembre de 2020

¿QUÉ VOCES ESTÁS ESCUCHANDO?




Invitada especial: Antonella Simón

¡Buenas noches a todos! soy Antonella y en esta oportunidad, quisiera compartir algo con ustedes que Dios me ha estado hablando últimamente, espero sea de fortaleza para sus vidas. 


¿Alguna vez te pasó de sentir que en tu mente había un millón de pensamientos diferentes? A mí... ¡Ufff! Muchísimas veces. Creo que todos en algún momento experimentamos una especie de “lucha interna” en nuestros corazones donde se nos hace tan gris el panorama que no sabemos qué camino elegir. 


Yo comencé a darme cuenta que todas esas dudas y esas preguntas sin respuestas dando vueltas en mi corazón, eran el resultado de estar prestando mis oídos espirituales a otras voces, a todas, menos a la más importante: la VOZ del Espíritu Santo. 


Dios, en su gran misericordia y amor, en ese instante de confusión, trajo a mi mente el momento en el que Jesucristo ayunó en el desierto (San Lucas 4:1-13). El enemigo se le apareció y comenzó a hablar mentiras, engaños e intentó convencerlo sólo con el fin de desviarlo del propósito y la tarea tan importante que debía cumplir en la tierra y que luego nos daría la vida eterna. Pero... ¿sabes qué? Jesús estaba tan ligado al Padre y tan unido a Su voz, que las palabras que llegaron a sus oídos no lo hicieron dudar ni por un segundo, al contrario, respondió con plena sabiduría y le ordenó al enemigo que se alejara de Él... luego, continuó el camino. 


En Cristo está el máximo ejemplo de determinación que todos deberíamos imitar: el de escuchar lo que Dios habló de nosotros desde la eternidad y Su diseño original para con nuestras vidas. Te comparto estas palabras que Jesús dijo:


“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” San Mateo‬ ‭7:24-27‬.


Creo que en estos versículos está la solución para “apagar” todas esas voces. Aquel que se afirma en Cristo Jesús no será derribado. Anhelo que puedas, en este tiempo de tanta incertidumbre para muchos (pero a la vez perfecto en los planes de Dios), establecer tu confianza sobre la roca firme y desear con todo tu corazón oír lo que El tiene para decirte. 


Te bendigo en Su nombre y oro por vos para que seas prosperado en cada área de tu vida. ¡ABRAZO!