Pero hay algo que aprendí de esos momentos y es que, pase lo que pase, y venga lo que venga, nunca, pero nunca debemos apartarnos de Dios. Así hayamos cometido el peor error, a Él podemos acudir y en Él hallaremos amor y perdón en vez de juicio y condena; o así nos haya pasado todo lo peor, Él aún está allí para revertir y mejorar nuestra situación.
Por eso, no dejemos de creer en Él y no dejemos de buscarlo, porque es en esas situaciones ¡donde más lo necesitamos!
Es decir, en realidad necesitamos a Dios constantemente, tanto en nuestros momentos malos como en los buenos también. ¡Pero en los malos es donde más lo podemos ver obrar y trabajar, si le damos lugar! Porque su poder se perfecciona y se hace más visible en nuestras debilidades, porque en nuestros momentos más oscuros, es donde su luz más resplandece.
Por eso, no dejemos de hablar con Él. Él es nuestra salida, nuestro refugio, nuestra protección. Aunque todo parezca perdido, recordemos que Dios está ahí, justo a nuestro lado, esperando a que le hablemos, a que le abramos el corazón y a que dejemos que Él se encargue de nuestra situación y de todo aquello que nosotros no podemos controlar. Dios estará encantado de hacerlo si se lo permitimos.
Venga lo que venga, no te apartes de Dios. Sigue creyendo en Él, sigue confiando, pase lo que pase. Nunca dejes de pedirle ayuda cuando la necesites, y recuerda agradecerle cuando Él te bendiga.
Venga lo que venga, no te olvides de Dios. Recuerda que puedes contar con Él en todo momento, ya sea bueno o malo.
Venga lo que venga, no dejes de buscarlo. Él solo quiere lo mejor para tu vida. ¿Le vas a dar lugar? 💖
No hay comentarios:
Publicar un comentario