¡TESTIMONIO 6!
Mi mamá me contó que, cuando tenía 4 meses de edad, le había salido una HERNIA EN EL OMBLIGO. Apenas mis abuelos supieron, la llevaron urgente al hospital; y resulta que era tan grande la hernia que los médicos dijeron que, a pesar de ser riesgoso porque era una bebé de tan solo 4 meses, la única cura era una operación.
Sin embargo, ante esta situación, mi abuela no perdía su fe. Ella sabía que Dios era poderoso para sanar. Fue entonces que en vez de llevarla a que la operen, hizo una mejor elección: decidió llevarla a la iglesia para que los siervos oren por ella. Ella estaba plenamente confiada en que Dios podía obrar.
Llegó el día de ir a la iglesia, y mi abuela pidió a los siervos si podían orar por mi mamá y hacerle la unción de aceite antes de que terminara el culto. Obviamente los siervos la recibieron, oraron por ella y le hicieron la unción de aceite. Tal como se nos enseña en el libro de Santiago 5:14-15, "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor Jesús. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará".
Y, efectivamente, eso sucedió. Al otro día mi mamá amaneció COMPLETAMENTE SANA, LA HERNIA HABÍA DESAPARECIDO. ¡DIOS LA HABÍA SANADO! No había rastro de aquella hernia, y hasta el día de hoy nunca más hubo rastro. Porque cuando Dios obra, lo hace de MANERA PERFECTA.
A ESTE PODEROSO Y BUEN DIOS SEA LA GLORIA POR SIEMPRE. ¡AMÉN!
Testimonio de Sonia Elizabeth Homenuc, 46 años - Córdoba, Argentina.
(Redactado por Elisa Abigail Medina)
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