Lo que me ha ayudado bastante a controlar esto ha sido encerrarme en mi habitación, postrarme de rodillas, hablar con Dios y entregarle todo lo que siento, adorarle y recordar quién es Él.
Cuando recuerdo que Él es el Dueño del Universo, el dueño del oro y de la plata, el Creador de todo, aquel único Ser Supremo que tiene el control sobre todas las cosas, aquel que todo lo puede hacer, aquel para quien nada es imposible, aquel que así como me sostuvo toda mi vida en el pasado y me sostiene en el presente, me seguirá sosteniendo en el futuro, aquel que tiene el control sobre mi vida porque yo se lo di, aquel que tiene planes de paz y esperanza para mi, aquel que dio su vida por mi y me ama con un amor tan inmenso que mi mente no llega a concebir... Cuando recuerdo todo esto, mi mente se calma, encuentro nuevamente paz, me inunda una inmensa alegría y recuerdo que todo lo terrenal es pasajero, que lo más importante y la prioridad en mi vida no debe ser mi carrera, ni mi trabajo, ni mis metas, ni mis sueños, sino servir a Dios, invertir tiempo en la eternidad, conocer más a Jesús, y recordar que mientras no haya perdido la salvación ni la vida eterna, todo está bien y no hay nada que temer.
Cuando recuerdo quién es Dios y todo lo que hizo, hace y sé que hará por mí, cuando recuerdo sus promesas, como respuesta simplemente me sale agradecerle, adorarle, alabarle, amarlo más. Y me doy cuenta de que ya no importa si tengo 1 trabajo o 10 trabajos, ya no importa si tengo mucho dinero o poco, ya no importa si logro cumplir mis metas o no, ya no importa si al final logro formar una familia o no, porque me doy cuenta de que no importa la circunstancia o situación en la que me encuentre, si tengo a Dios, tengo todo lo que necesito.
Cumplir sueños, tener riquezas o formar una familia no dejan de ser algo hermoso, pero son cosas pasajeras, temporales y efímeras que aunque las tenga, nunca podrán llenar el vacío de mi corazón, porque el único que puede hacer eso (y que ya lo hizo) es Jesús. Y si Él está presente en mi vida, entonces estoy completa y tengo todo lo que necesito. Y esto no quiere decir que no voy a cumplir mis sueños, sino que tengo bien en claro que aunque los cumpla, no son más que cosas temporales. Y que al final del día, lo único que realmente me llena de gozo y plenitud es la presencia de JESÚS en mi vida.
Así que, me lo recuerdo a mí y te lo aconsejo a vos: cada vez que sobrepienses las cosas, acudí a Dios, volvé a Él, recordá quién es Él, agradecé todo lo que te dio y confiá en que tiene lo mejor para vos. Recordá que venga lo que venga, Dios estará a tu lado, y no te dejará ni por un segundo. No te olvidés de sus promesas, Él es fiel y cumple todo lo que promete. Aferrate a Él, a su soberanía, a su esencia, a su persona. Dejalo obrar, dale el control, y descansá en Él.
Te comparto una canción que ha sido de mucha fortaleza para mi vida, espero Dios te visite cuando la escuches:
Un abrazo,
Abi.
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