En el devocional pasado titulado "SE TRATA DE RELACIÓN", hablamos de que el Evangelio no consiste en una religión (en la que hay que cumplir ciertos requisitos o rituales) sino en una relación personal con Dios, una relación viva, real y verdadera, así como tenemos con cualquiera de nuestros familiares o amigos. En el devocional anterior, yo me enfoqué principalmente en la relación de Padre e Hijo que pasamos a tener con Dios cuando creemos en Él, en su Hijo Jesús y en su sacrificio. Pero a la vez, aparte de esta relación paternal, debemos recordar que con Dios también podemos tener una relación de amistad. ¡Y es en eso que me quiero enfocar el día de hoy!
Creo que todos sabemos lo que es tener un mejor amigo o una mejor amiga, o en el mejor de los casos, más de uno. ¿A quién no le gusta tener un amigo en quién confiar y a quien poder contarle nuestras cosas? Un mejor amigo es esa persona que está siempre dispuesta a escucharnos, ayudarnos en lo que necesitamos, celebrar nuestras victorias, reír con nosotros, llorar con nosotros y hasta regañarnos si es necesario. Es esa persona que no nos va a juzgar, condenar ni hacernos daño, sino que va a ser honesta y sincera siempre. Y sobre todo, es esa persona que no nos va a decir lo que queremos escuchar, sino lo que NECESITAMOS escuchar. (Lo ideal no es solo TENER sino también SER ese tipo de amigos).
Muchas veces me pasó de tener que decirle a algún amigo o amiga algo que no le gustó, pero fue por su bien, y también me pasó al revés, tuve amigos que me tuvieron que decir cosas que no me gustaron en el momento, pero que eran para mi bien, y al pasar el tiempo, me di cuenta de que realmente el consejo de ellos me había llevado por buen camino. Tener un mejor amigo es una bendición y serlo también lo es.
Como todos sabemos, uno es libre de elegir qué amistades tener. Por lo general, uno tiene amistades que lo impulsen a ser mejor y no que lo desanimen, que lo apoyen y no que lo juzguen, que digan la verdad y no que sean mentirosos, en fin, uno elige amistades que sumen y no que resten. Bueno, lo mismo pasa con Dios, uno es libre de elegir si ser su amigo o no. Cuando creemos en ÉL, Dios no solo pasa a ser nuestro Padre espiritual sino que pasa a ser nuestro mejor amigo; y cuando digo MEJOR, me refiero a LITERALMENTE el MEJOR.
Algo que todos sabemos a la hora de formar una amistad con alguien es que esa persona no es perfecta y puede fallarnos en algún momento, pero a pesar de eso, mantenemos la amistad porque, de eso se trata, ¿no? de aprender a perdonarnos si hubo algún malentendido, de aclarar las cosas, de recordar que ninguno es perfecto y de ser amigos fieles a pesar de todo.
Bueno, teniendo a Dios como mejor amigo, no tenemos que preocuparnos por eso, pues Dios sí es perfecto y podemos estar plenamente seguros y confiados de que Él nunca nos va a fallar. Él fue, es y será nuestro amigo fiel hasta el final. Tampoco debemos preocuparnos por cuándo Él va a poder escucharnos y cuándo no, o cuándo estará disponible para nosotros y cuándo no. DIOS SIEMPRE VA A ESTAR ALLÍ, LITERALMENTE. Estemos en el colectivo, en la facultad, en el trabajo, en el colegio, en nuestra habitación, en la cocina, en el patio, en el auto, en la casa de un amigo, en un parque, en otra provincia, en otro país, en donde sea que estemos, Dios estará a nuestro alcance siempre. Y para hablarle o pedirle algo, ni siquiera tenemos que hacer un ritual o alguna cosa rara, absolutamente no, tan solo con hablarle así como le hablaríamos a quien está a nuestro lado es suficiente para que Él nos escuche, y ni siquiera tiene que ser en voz alta, incluso si lo hacemos en nuestra mente, Él igual nos escuchará.
Muchas veces me pasó de ir caminando por la calle o estar en el colectivo y tener miedo de que me roben o algo así, en esos momentos comenzaba a hablar con Dios pidiéndole que por favor me guarde y proteja y Él no solo me guardaba sino que me daba la paz que necesitaba. Otras veces, en medio de un examen, le pedía a Dios en mi mente que me ayudara a recordar todo lo que había estudiado y aprobar, y LITERALMENTE me acordaba de todo y aprobaba. En otros momentos, cuando alguien me contaba sus problemas, le pedía a Dios que me iluminara y guiara para dar un consejo sabio, y cuando llegaba mi momento de hablar, yo misma me sorprendía de lo que decía, porque sabía que esas palabras en realidad NO eran mías; lo mejor de todo es que esas palabras no sólo le servían a esa persona sino también a mí misma. A esas cosas LITERALMENTE sólo las hace Dios, NADIE MÁS. Y las hace cuando dejamos nuestro "yo" a un lado y le damos lugar a Él, porque como dijimos en el devocional anterior, a donde no le abren, Dios no entra a la fuerza.
Cuando verdaderamente empezamos a conocer el carácter de Dios, su persona, su esencia, su amor, su perfección, ahí realmente empezamos a darnos cuenta de cuánto lo necesitamos, de cuánto amor tiene para darnos a pesar de que lo ignoremos, de cuán grandioso es Él y cuán pequeños somos nosotros, de cuán equivocados estamos a veces al pensar que Él no se preocupa por nosotros, que nos olvida, que no nos ama o que no nos quiere ayudar. Dios es todo lo contrario a eso, Él nos ama, Él siempre nos tiene en cuenta y siempre nos quiere ayudar. Él es ese amigo a quien le podemos contar absolutamente todo lo que nos sucede, sabiendo que no nos va a juzgar ni condenar sino que va a impulsarnos y enseñarnos a ser mejores cada día. Él es a quien vamos a aprender a amar y con quien vamos a aprender a amar a los demás y a nosotros mismos. Él es el que nos dará fuerza para seguir adelante venga lo que venga y siempre nos va a guardar y proteger del mal. Él es el amigo honesto y sincero que no nos va a decir lo que queremos oír sino lo que NECESITAMOS OÍR, siempre para el bien de nuestra alma, cuerpo, mente y corazón; pues, nunca nos va a mentir sino que siempre nos hablará con LA VERDAD. Él es quien nos enseñará a perdonar, amar, ayudar e inspirar a los demás. Con Él venceremos todo pensamiento malo, toda depresión, toda tristeza y toda ansiedad. Dios es quien nunca nos dejará de amar a pesar de que le fallemos, Él es amplio en perdonar, paciente y misericordioso. ES EL AMIGO PERFECTO 💕
¿A quién no le gustaría tener un amigo como Dios? Estoy segura de que todos queremos un amigo así. ÉL ES EL MEJOR AMIGO QUE TODO SER HUMANO NECESITA 💖
Por eso tener un mejor amigo es una bendición, pero tener a Dios como el MEJOR AMIGO, es la MAYOR BENDICIÓN que un ser humano puede recibir.
¡Dios te bendiga siempre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario